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La ciencia en el México Antiguo

La ciencia desde el Macuiltépetl

Manuel Martínez Morales

¿Acaso hablamos algo verdadero aquí, Dador de la vida? Sólo soñamos, sólo nos levantamos del sueño. Sólo es como un sueño... Nadie habla aquí la verdad (neltiliztli). Netzahualcóyotl

Los habitantes del México Antiguo, en forma análoga a lo que ha ocurrido en otras sociedades en condiciones materiales y sociales semejantes, expresaban sus relaciones sociales y su vinculación con la naturaleza en una forma abstracta concretada en mitos y creencias que, sin embargo, conformaban una auténtica filosofía –según el historiador Miguel León Portilla. Es decir, los conocimientos que los indígenas tenían de su entorno y de sí mismos se plasmaban en formas simbólicas que constituían, en cierto sentido, incipientes teorías. Por otra parte, tenían ideas muy precisas de las propiedades de plantas y animales que aprovechaban en múltiples formas, amplios conocimientos de los materiales con que producían los artefactos empleados en la satisfacción de sus necesidades, así como conocimientos precisos sobre los principios que rigen los diferentes procesos de producción, particularmente sobre la producción agrícola, así como sobre la relación entre los ciclos agrícolas y las regularidades astronómicas, en todo lo cual las matemáticas ocupaban un lugar central en cuanto a la codificación del conocimiento en estos y otros campos del saber.


La revolución urbana, que se manifiesta en el México Antiguo inicialmente en las culturas olmeca, teotihuacana y maya alrededor del año 1000 A.C., fue resultado de la acumulación laboriosa de un conjunto importante de conocimientos científicos –topográficos, geológicos, astronómicos, químicos, zoológicos y botánicos-, de las experiencias obtenidas en la agricultura y las artesanías, y de la destreza práctica adquirida en esos trabajos. Además, como consecuencia del comercio y de las migraciones se propagaron ampliamente las ciencias, las técnicas, las creencias y la nueva organización social. Así, se propició la invención de un nuevo método para transmitir las experiencias acumuladas y la ciencia aplicada y para organizar y precisar mejor los conocimientos adquiridos.


La matemática fue otra consecuencia de las necesidades económicas creadas: la administración de los productos y las transacciones comerciales requirieron el establecimiento de patrones fijos para pesar y medir, de un sistema de notación numérica y de reglas para la ejecución de las cuentas. Las necesidades prácticas de la agricultura impusieron la observación cuidadosa de los cuerpos celestes. La aplicación del arte de contar a las observaciones astronómicas cada vez más precisas, produjo la formulación del calendario, primero con base en las lunaciones y después en correspondencia con el año solar.


En resumen, los cambios más notables que se producen como consecuencia de la revolución urbana fueron: el aumento considerable en el rendimiento de la producción agrícola, con la consiguiente acumulación de excedentes; el establecimiento de una organización social apropiada a la concentración y la administración de dichos excedentes; el desarrollo de las artes y oficios más complejos, incluida la arquitectura; el surgimiento de la especialización de tiempo completo para los artesanos, administradores, mercaderes, profesionales de las disciplinas eruditas (tlamatinime), gobernantes, sacerdotes y guerreros; y la monopolización de la escritura, la numeración, la astronomía, el calendario y la magia, que fueron utilizados como instrumentos de dominio económico, social y político. (Eli de Gortari: La Ciencia en la Historia de México).


Cuando los soldados españoles se adentran en territorio mexicano y arriban a la Gran Tenochtitlan, quedan maravillados y sorprendidos ante el magno esplendor de la urbe. Ahí se encuentran con una arquitectura monumental, de gran belleza y funcionalidad; se asombran ante la gran variedad de artes y oficios ejercidos por los mexicanos; enmudecen ante la sabiduría de los tlamatinime y ante el amplio caudal de conocimientos que éstos tenían sobre la naturaleza, sobre la matemática, la astronomía y la agricultura, superiores en muchos sentidos al de los pueblos europeos de aquel entonces; les asombra la fineza de la orfebrería indígena que revela un conocimiento avanzado de los metales y la metalurgia; y les atemoriza su organización militar y la grave dignidad mostrada por los guerreros aztecas.


Ello, no obstante, los mercenarios españoles, al mando de Hernán Cortés, a través de la astucia, el engaño, la intriga y la superioridad militar -debida a las armas de fuego y las alianzas que logran establecer con algunos pueblos indígenas- logran someter a los mexicas, a través de un terrible proceso de destrucción y genocidio, que devino en la aniquilación casi completa del pueblo mexica, su organización social y su cultura.


De tal forma que los logros de los pueblos indígenas, en cuanto al conocimiento científico y las artes técnicas, fueron aniquilados casi por completo, implantando los conquistadores en su lugar -particularmente con la intervención de la iglesia católica y sus ejércitos misioneros- las formas ideológicas y culturales de raíz europea convenientes al proceso de colonización. Con el paso del tiempo, la ciencia moderna, que estaba naciendo en Europa, se implanta en el México Colonial con modalidades peculiares.


Hay que reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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