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Educación, ciencia básica y desarrollo tecnológico

Manuel Martínez Morales

La India es un país que se liberó del yugo colonial ya bien entrado el siglo veinte. Ello no obstante, actualmente se perfila como una de las potencias mundiales. Se dice que uno de los factores que incidieron en su acelerado crecimiento fue el desarrollo científico y tecnológico, al que los líderes de aquella nación prestaron especial atención.

Hace unos días vi por la televisión una entrevista que se le hizo a quien encabeza, en aquella nación, lo que se denomina “Departamento de Conocimiento”. Por lo que ahí se dijo, inferí que dicho Departamento tiene el rango de una Secretaría de Estado. Entre otras cosas, el director de esa dependencia afirmó que el nivel alcanzado en la microelectrónica y en las tecnologías computacionales y de la información, se debía a que habían planeado la consolidación de esas tecnologías, estratégicas para el desarrollo económico, en un horizonte de 20 años. Agregó que en la consecución de tal objetivo fue necesario, en esas dos décadas, hacerse del conocimiento necesario formando a miles de especialistas en esas áreas. Áreas que cubrían desde matemáticas abstractas hasta ingenierías de tipo diverso. Enfatizó repetidas veces el valor del conocimiento para la consecución de objetivos económicos, remarcando especialmente la importancia de establecer políticas científicas y tecnológicas apropiadas, considerando horizontes de largo plazo.

Hacerse del conocimiento necesario para desarrollar algún campo de la producción –la industria electrónica o la industria farmacéutica, por ejemplo- implica la necesidad de formar ejércitos de especialistas lo cual, como sabemos, no puede hacerse de la noche a la mañana. Además, para alcanzar esta meta se depende de la existencia de un sistema educativo de primer nivel, pues la formación de técnicos y científicos de alta especialidad depende del reclutamiento de estudiantes con sólidos conocimientos y aptitudes básicos.

Por otra parte, aún en los procesos técnicos mas estandarizados se requiere de operadores calificados, es decir que tengan un dominio aceptable de conocimientos básicos. Esto nos remite, de nuevo, a la necesidad de contar con un sistema educativo bien consolidado y actualizado en todos sus niveles (básico, medio superior y superior).

En el caso de la educación superior es menester promover y fortalecer la ciencia básica, que es aquella aparentemente desligada de cualquier aplicación pero que –como su nombre indica- es la base de las ingenierías y en general de toda tecnología, como bien lo saben los hindúes. La India tiene grandes matemáticos, físicos y biólogos teóricos que, seguramente, participan directa o indirectamente en proyectos de desarrollo tecnológico; simultáneamente se dedican a formar nuevos especialistas.

Hace alrededor de 25 años, escuché decir a un alto funcionario universitario que para que se enseñaba a los estudiantes de física la teoría de la relatividad, la física cuántica o la cosmología (teoría sobre el origen y evolución del universo); que eso era inútil, que resultaba mejor enseñarles algo práctico como componer planchas o televisores y, así, de pasada se podían generar ingresos para la Facultad. Al escucharlo pensé que se trataba de una broma, pero lo grave es que lo dijo con toda seriedad. Aseguro que es verdad y hay testigos de ello. Finalmente, aquello no pasó a mayores y afortunadamente los estudiantes de física siguen aprendiendo las teorías mencionadas, esenciales para su formación básica.

Por cierto, hay que mencionar que Microsoft, la exitosa empresa de Bill Gates, tiene en su departamento de investigación y desarrollo a destacados matemáticos, físicos especialistas en mecánica cuántica, cosmólogos, y teóricos de otras disciplinas que poco tienen que ver con el desarrollo de “software” o “hardware”. Al ser interrogado acerca de esto, Gates respondió que los contrató para que hicieran lo que quisieran; que cualquier cosa que descubrieran sobre el origen del universo, en la biología teórica o en algún campo de la matemática abstracta, tarde o temprano tendría una utilidad, y que lo importante es que él –Bill Gates- sería el dueño de ese conocimiento. Por algo es de los hombres más ricos del mundo.

Parece que en México, los responsables de establecer las políticas educativas y científicas se empeñan en ir hacia atrás. En lugar de fortalecer el sistema de educación básica y media superior en lo referente a la matemática y las ciencias, da la impresión de que quisieran a nuestros jóvenes formados en el oscurantismo. En el caso de la educación superior, el gobierno actual ha dispuesto de un recorte brutal al ya de por si magro presupuesto de las universidades públicas, eslabón fundamental del trinomio educación-ciencia básica-tecnología. A esto se han opuesto, para comenzar, los rectores universitarios agrupados en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), quienes han señalado la grave afectación que esto traería a las tareas universitarias sustantivas.

Como puede verse, si quisiéramos seguir el ejemplo de la India y formar un ejército de científicos y tecnólogos para lograr -a través de políticas y estrategias de largo alcance- el desarrollo de industrias estratégicas y polos de innovación tecnológica tendríamos, para empezar, que invertir significativamente en el ramo educativo. Pero tal parece que la clase gobernante no tiene el menor interés en que esto sea posible. Puede ser que la única solución a la vista sea: “¡qué se vayan todos!”.

Hay que reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

 
 
 

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