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¡Ni un peso atrás!

Actualizado: 19 abr 2022


La ciencia desde el Macuiltépetl


Manuel Martínez Morales


Ante la amenaza de la Secretaría de Hacienda de reducir el presupuesto a las universidades públicas, surge desde las filas universitarias – autoridades, académicos, trabajadores y estudiantes- el grito de resistencia: ¡Ni un peso atrás! La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) encabeza el llamado y exige a la Secretaría de Educación que se de marcha atrás al recorte anunciado. Como siempre, la respuesta es demagógica: el Secretario de Hacienda pide a las universidades que sean ellas mismas las que “racionalicen su gasto”, lo cual significa que sean las propias instituciones de educación superior las que apliquen el recorte. Propuesta inaceptable si consideramos que el presupuesto ya asignado es insuficiente para cubrir lo mínimo necesario para la operación presente de las universidades. ¿Cómo van los rectores a “racionalizar” el gasto sin lastimar las funciones universitarias sustantivas (docencia, investigación y difusión de la cultura)?

Bajo el pretexto de la “crisis mundial”, se dice que el presupuesto no alcanza, soslayando el enorme saqueo que de los recursos públicos hacen la clase en el poder y sus aliados; baste mencionar dos casos notorios: el FOBAPROA (o ROBAPROA) y el infame negocio de la “subrogación” de guarderías públicas. El sistema que padecemos se enmascara como “democracia” –dice Noam Chomsky- pero al fin tiene el objetivo de socializar costos y privatizar ganancias, defendiendo el privilegio de la minoría rica, con consecuencias cada vez más siniestras para la mayoría empobrecida.

La educación pública gratuita –popular, democrática y científica- es un elemento indispensable en el camino hacia la construcción de una nación más justa, igualitaria y democrática; objetivo que hasta hoy todavía parece lejano. En este contexto, la importancia de las universidades públicas se realza en cuanto a que no sólo son formadoras de profesionales y especialistas científicos y técnicos de alto nivel, sino que son centros donde se producen y debaten libremente todo tipo de ideas y, en ese sentido, contribuyen al fortalecimiento y expansión de la conciencia social.

A pesar del sonado fracaso del neoliberalismo, las políticas económicas derivadas de este modelo de expansión capitalista siguen vigentes en nuestro país, defendidas y aplicadas a ultranza por los “clásicos”: Carstens y compañía. Es posible que ello sea así pues la clase a la que pertenecen, y/o representan, se beneficia directamente y en abundancia del modelo neoliberal. Afirma Chomsky: “Es necesario desmantelar el edificio de ilusiones que se vende como democracia de libre mercado para que el ser humano sobreviva, y para hacerlo se requiere de un enfrentamiento con el modelo que busca proteger los intereses de la minoría opulenta contra las mayorías… Las crisis de hoy están entretejidas de varias maneras y algunas son de mayor prioridad que otras, por la simple razón expresada por Adam Smith de que los principales arquitectos de las políticas aseguran que sus propios intereses son los que imperan, sin importar los costos.”

La tarea –añade Chomsky- es superar “el déficit democrático” (la brecha que existe entre los intereses de las grandes mayorías y las políticas de los gobernantes) y promover una sociedad democrática que funcione en realidad. Entre las claves para lograrlo se cuentan la lucha educativa y cultural y lo necesario para desmantelar el edificio de ilusiones erigido por la minoría que gobierna.

Para lograr esta transformación social deben coincidir –según los clásicos de la revolución- las “condiciones objetivas” con las “condiciones subjetivas”. Entendiéndose como origen de las primeras, una crisis económica y social cuyos efectos se hagan insoportables para la mayoría, empujándola hacia la acción buscando un cambio; y las segundas aluden a la formación de una conciencia que oriente y de claridad a esa acción. He aquí que las universidades públicas han sido –y siguen siéndolo- centros de discusión y debate de ideas que contribuyen al desarrollo de las condiciones subjetivas, factor concomitante en la superación del “déficit democrático” al que refiere Noam Chomsky.

Hay que sumarnos a la lucha en defensa de las universidades públicas que ahora encabezan los rectores agrupados en la ANUIES: ¡NI UN PESO ATRÁS!

Hay que reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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