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Científicos analizan la crisis

La ciencia desde el Macuiltépetl

Manuel Martínez Morales

Conocí la revista New Scientist hace varias décadas y desde entonces procuro asomarme a sus páginas de cuando en cuando. New Scientist es una muy buena revista internacional de divulgación científica, con una periodicidad semanal, que cubre los avances recientes en ciencia y tecnología. Fundada en 1956, es publicada por Reed Business Information, una subsidiaria de Reed Elsevier. New Scientist ha mantenido una página Web desde 1996 donde publica noticias diarias.

Uno de los atractivos de esta publicación es que además de cubrir eventos y noticias en curso en la comunidad científica, la revista a menudo presenta artículos especulativos, que van de lo técnico a lo filosófico. También incluye regularmente noticias y comentarios sobre temas medioambientales, tales como el cambio climático.

Si bien no se trata de una revista científica arbitrada, es leída tanto por científicos como por no científicos, como medio para mantenerse al día de los avances fuera de sus propios campos de estudio o áreas de interés.

Ahora que una ola de indignación en contra del capitalismo recorre el mundo -hace siglo y medio era el fantasma del comunismo el que recorría Europa- grupos de científicos, haciendo uso de los conceptos y herramientas de los sistemas complejos, analizan el problema de fondo.

En una de las ediciones más recientes de New Scientist (19/10/11), Andy Coghlan y Debora MacKenzie, revelan la red capitalista que gobierna el mundo, basados en una investigación de tres teóricos de los sistemas complejos –Stefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston– del Instituto Federal de Tecnología Suizo, con sede en Zurich.

Coghlan y MacKenzie aducen que la ciencia ha confirmado los peores temores de los contestatarios indignados en todo el mundo: Un análisis de las relaciones entre 43 mil trasnacionales ha identificado un relativamente reducido grupo de empresas, principalmente bancos, con un poder desproporcionado sobre la economía global.

Aunque los supuestos de los cuales parte el estudio han sido cuestionados, los investigadores afirman que es un esfuerzo único para identificar los centros de control de la economía global. Añaden que análisis de este tipo pueden incluso identificar formas que harían al capitalismo global más estable (o inestable diría alguno de los indignados).

La idea de que unos cuantos banqueros (el 1 por ciento de la población, según los indignados) controlan la mayor parte de la economía global podría parecer una afirmación exagerada de corte puramente ideológico o propagandístico, pero el estudio de estos especialistas en la teoría de la complejidad identifica empíricamente tal red de poder económico. Pues tal es el objetivo de toda ciencia: transitar del fenómeno a la esencia, de la representación al concepto, para dar cuenta exacta de la realidad.

El estudio citado combina la clase de matemáticas que se emplean para modelar sistemas naturales con un extenso conjunto de datos sobre la actividad económica de las grandes corporaciones, para de ahí delinear el mapa de las redes de poder que esa minoría de ricos extiende sobre el planeta.

“La realidad es tan compleja que debemos alejarnos del dogma, de la ideología del ‘mercado’ y de las teorías de la conspiración, y basarnos en un estudio científico de la realidad”, dice James Glattfelder, uno de los expertos autores del estudio.

Los investigadores extrajeron de ORBIS 2007 –base de datos que lista 37 millones de empresas e inversionistas en el mundo– los datos de 43 mil 60 trasnacionales y la participación propietaria que las vincula entre sí, con lo que construyeron un modelo que muestra a las empresas que controlan a otras mediante redes de acciones en común, acoplado a los ingresos operativos de la empresa que revela el mapa de la estructura del poder económico.

También exponen que “aunque las mil 318 empresas representan 20 por ciento de los ingresos operativos globales, son dueñas en forma colectiva mediante sus acciones en la mayoría de las empresas estelares (bluechips) y manufactureras del mundo –es decir, la economía real– que representa 60 por ciento de los ingresos globales”. ¡Son las dueñas invisibles del mundo gracias a la conectividad de redes financieras!

Cuando los investigadores profundizaron y desenmarañaron la red propietaria, encontraron que ésta llevaba a un conglomerado de “147 empresas aún más estrechamente conectadas –cuya propiedad total está controlada por algunos miembros del conglomerado– que controlan 40 por ciento de la riqueza total de la red”, es decir, menos de uno por ciento de las empresas controlan 40 por ciento de la red entera, cuya mayoría son instituciones financieras. (El artículo comentado está disponible en: www.newscientist.com/article/mg21228354.500-revealed--the-capitalist-network-that-runs-the-world.html)

Entonces, ¿Hay razón para indignarnos?

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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