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Algo más que ciencia

Actualizado: 19 abr 2022

Manuel Martínez Morales

A Ernesto Sábato, próximo a cumplir cien años de vida.


Los resultados de una encuesta levantada recientemente, sobre la percepción pública de la ciencia y la tecnología, muestran no sólo el desconocimiento que un gran número de mexicanos tiene acerca del tema, sino que además indican el predominio de una percepción deformada del mismo. Un buen número de encuestados considera “peligrosos” a los científicos, en tanto que cerca del 40 por ciento de aquéllos manifestó que los ovnis (objetos voladores no identificados) “son en realidad vehículos de otras civilizaciones” y cree que hay personas que tienen poderes síquicos. Afirmaciones sobre las cuales la ciencia aún no tiene una respuesta.

Si bien es cierto que en México, debido a condiciones socioeconómicas estructurales, la ciencia y la técnica han tenido un escaso desarrollo sin un impacto importante en la producción económica ni en la educación, y las formas del pensar científico son ajenas a la mayoría de la población, esto de ninguna manera significa que deba abandonarse el esfuerzo por alcanzar un desarrollo científico y tecnológico acorde con nuestra realidad concreta.

Por otra parte, hay que reconocer que la ciencia y la técnica deben ser orientadas en función de valores éticos humanistas pues, de no hacerlo así, la dirección que se de a su práctica puede conducir a resultados destructivos para los individuos y la sociedad, como evidenció la historia del siglo veinte.

El hombre, en su actividad e intercambio con la naturaleza y en su relación con otros hombres, se ve atrapado por sus propios actos, crea destino sin saberlo o sin pretenderlo; es víctima de las inmensas fuerzas desatadas por él mismo al establecer un sistema que produce relaciones enajenantes –destructivas- entre los hombres. Por eso es que aún no termina la prehistoria de la humanidad, porque los hombres no hemos sido capaces de hacer –y no sufrir- nuestra propia historia.

Ernesto Sábato, en su ensayo Hombres y Engranajes, dice: “El hombre es el primer animal que ha creado su propio medio. Pero –irónicamente- es el primer animal que de esa manera se está destruyendo a sí mismo. Vista así, la mecanización de Occidente es la más vasta, espectacular y siniestra tentativa de exterminio de la raza humana. Con el agregado de que esa tentativa es obra de los mismos seres humanos.”

Sábato se formó y laboró por muchos años como físico, antes de convertirse en escritor y en uno de los pensadores latinoamericanos más importantes del presente. En toda su obra aflora la preocupación por la ciencia, sus alcances y limitaciones, así como el sentido que ésta adquiere para el hombre y la mujer de nuestro tiempo.

En otro de sus libros, La Resistencia, Sábato se dirige a nosotros, extraviados en la opresiva maquinaria capitalista y ensordecidos por el ruido insoportable de la propaganda, para llamarnos a la cordura, al silencio interno, a volver los ojos al semejante que es nuestro propio reflejo: “Pero hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse. No mirar con indiferencia como desaparece de nuestra mirada la infinita riqueza que forma el universo que nos rodea, con sus colores, sonidos y perfumes.”

Ernesto Sábato no ofrece explicaciones científicas o fórmulas de solución a nuestros problemas, ni convoca a la revolución; sencillamente hace un llamado a que atendamos la vida a través del contacto con las pequeñas cosas que nos rodean, acercándonos en afecto a las personas próximas a nosotros, e intentando alejarnos de la vida vertiginosa a que nos condena el avasallante capitalismo: “El hombre no se puede mantener humano a esta velocidad, si vive como autómata será aniquilado. La serenidad, una cierta lentitud, es tan inseparable de la vida del hombre como el suceder de las estaciones lo es de las plantas, o del nacimiento de los niños… Pero el vértigo no está sólo afuera, lo hemos asimilado a la mente, que no para de emitir imágenes, como si ella también hiciese ‘zapping’; y quizá la aceleración haya llegado al corazón que ya late en clave de urgencia para que todo pase rápido y no permanezca.”

Ciencia y algo más. Todo cuenta, el arte sobre todo, indica Sábato, refrendando en una sola frase su indeclinable esperanza en lo humano: “El mundo nada puede contra un hombre que canta en medio de la miseria”.

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

 
 
 

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